sábado, 26 de septiembre de 2009

Mujer, bendita tu eres


Mujer bendita tu eres
entre todos los gritos desesperados
de la vida humana
déjame nacer de nuevo
para yo fecundar otra vez el fruto bendito
que me quitó la noche de la muerte.
No me dejes vivir bajo este cielo
y no ver su rostro en el que se dibujaba el mío,
su risa de alegres campanas
su voz que era como el tintineo de las estrellas.


Entre todas las mujeres mi fatiga
es el fruto de mi espera
de andar trás sus pasos raudos
cansados de vida
no me dejes caer en tentación
de llorar toda la vida dentro de mi alma
sin que las lágrimas resbalen en mi rostro.

Me arrodillo, me camino el cielo entero
cada estrella es un cirio encendido en tu memoria
me dejo llevar por las corrientes de los misterios más allá de la materia,
en algún rincón, en alguna luz, en algún sonido cósmico
estarás mirándome.
Alguna chispa brillará en tus venas, que riegan
el universo de mis anhelos.

Escucha como te canto canciones
que las he recogido de los orígenes del firmamento
canciones infinitas en las que te llamo
como canta el marinero en sus noches solitarias
cuando el mar le sumerge sin nada más que aguas, silencio  y cielo.
Nada más que alguna ave perdida
y el rumor tranquilo del océano
que acuna la ensoñación en la que vivo
esperándote paciente,
por sí alguna vez vuelvo a sentir la calma de tus pasos
por sí te engendres en el simiente de la vida
en una flor, en una luz, en un suspiro.

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