viernes, 6 de marzo de 2009

QUE, CÓMO ESTOY..?


Me preguntas en tu e mail que, con paciencia envidiable, me escribes casi diariamente.
Te puedo decir: estoy bien, gracias. Trataré de contarte, sin embargo, de otro modo, menos privado pero no por eso, menos íntimo.
¿Haz visto volar los picaflores?definitivamente afirmativo. En algunos instantes de mi vida, mi flujo interno es como un picaflor en estado de ensoñación. Introduzco mi pequeño pico salvaje en los sabores más deliciosos del alma. Mis alas ligeras y velocísimas me sostienen en ese estado de levedad espiritual en el que puedo contemplar al lago extenso y transparente de la vida. Mis ojos astutos y agudos, pueden ver en perfecta perspectiva el plano del amor que nos sostiene a todos los picaflores del mundo. 
Otras veces, pienso que debo estar como está la hierba enraizada en la tierra húmeda o, extendida por el cielo como se esparcen las luces que inventamos en nuestro pecho, para darnos fuego cuando el corazón nos quiere precipitar en los abismos de la indiferencia.

Estoy como aquella montaña suspendida en mis recuerdos. En la que puedo recoger las semillas cálidas del futuro. Muchas veces la montaña está cubierta de un aire espeso que me ciega, pero la tierna fuerza de mis ojos, como veloces zaetas rompen el manto oscuro de la niebla.
Y estoy como un suspiro que no termina nunca y que vuela y vuela abriendo sus alas como extensas banderas que se pasean por los cielos, ondeando misteriosos anhelos que no abarcarían solamente en este pecho.
En este día que mi Kati cumpliría años si es que aún su corazón latiera, estoy como un barco blanco sumergido en la extensión de la blancura. Como un arpa que rasga notas tristes que se esparcen como el perfume de las rosas que crecen sólo en el misterio de los cielos.
Así estoy, como un almohada que, como el vientre de una madre, une su dulce cordón de vida para abrir el mundo de los más hermosos sueños. Estoy en la realidad fabricando un sueño como los niños en las playas dadivosas, son capaces de dar vida a los castillos que emergen de la nada. Ese sueño es una lámpara que se abre como una rosa luminosa y vuela. Me eleva por todo el universo y allí la encuentro como una chispa de amor: pequeña, vibrante. Un rayo multicolor y radiante que me ha acariciado con calma y ha penetrado en mi alma.