Esta tarde tranquila, tan tranquila como una paloma posada en el árbol que crece al borde del río secreto, mi corazón se ha sentado en su orilla y me ha hablado mirándome a los ojos fijamente. Tantas cosas me ha sursurrado este corazón...su voz suave me hace recordar a mi madre sentada en la silla vieja que por siempre la sostiene. Me ha hablado casi como un murmullo de brisa azul, contándome cómo ella, mi anciana, queda plácida, cuando observa a los tres pajarillos que se posan en el patio de la casa grande y con profundo amor, toman las semillas de las plantas que allí crecen y luego se bañan en el pequeño recipiente que está allí para ellos. Felices luego, vuelan y se posan en lo más alto de la casa de al lado y silban la canción que llama a la lluvia, pero ella se niega a venir y el cielo sigue azul, como los ojos de las hadas, y parpadea de cuando en cuando, pero no llueve y las aves silban y silban a la distancia, a lo lejos, desilusionados,hasta que se les viene la noche y cansados, vuelan a su nido a esperar a la luna y al frío para hacerles tiritar y sumir sus plumas entre sus cuerpos frágiles y pequeños. Te escucho corazón, escucho cada gemido que exhalas porque quisieras recoger a esta mujer vieja y levantarla en vuelo como esas aves y llevarla contigo a las costas alegres, pero ella ha crecido entre los cerros, entre la nostalgia de los eucaliptos y la vibración de la tierra serrana. Allí están sus pasos niños, su cabellera negra, su juventud y su fuerza telúrica como pocas mujeres he conocido. Su canto que pocas veces he escuchado se mezcla con el bamboleo de las zarzamoras y el crujir de las hojas que caen en la hondanada. Corazón dale a mi madre la luz de la vida y del misterio, sumérgela entre las colinas verdes y los caminos estrechos de mi tierra, ahora que retorno a mi lugar y la dejo otra vez sola, como una luz en medio de la oscuridad, como una ventana abierta al mundo pero éste, está mudo y apenas la escucha. Hazme retornar pronto corazón abierto y dame la dicha de escuchar su voz ondulada, confundida con el rumor del cielo y así reír otra vez, ahora que se me ahoga el corazón para no llorar.